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URANGA-DARRÁS: DOS REFERENTES DEL BÁSQUET REGIONAL

Sebastián Uranga y Gabriel Darrás, dos ex jugadores de básquetbol que compartieron muchas cosas en la vida y que lo comentaron en una rica y extensa charla con Basquetboleando. Compartieron equipo en el histórico Ferrocarril Oeste, Capital Federal. Además, ambos jugaron en la Selección Argentina. La nota imperdible a un clic. Entrevista.

 

Dos jóvenes marcharon con una gran ilusión en sus bolsos hacia una enorme ciudad, esa que veían por la televisión durante los fines de semana, cuando podían ver por la pantalla grande a grandes jugadores del básquetbol nacional.  Ambos, llegaron a inicios de los años ´80, a Ferrocarril Oeste, club muy ligado al básquet y con enormes jugadores que quedaron en la historia del básquet argentino.

Lograron el sueño que muchos anhelan como jugar Liga Nacional, salir campeones a nivel nacional e internacional, jugar y representar a la Selección Argentina.

Muchas vivencias, anécdotas, experiencias y lecciones de vida tienen por comentar estos dos referentes del básquetbol de Santa Fe y Paraná.

La entrevista a continuación:

 

-¿Cómo fue en ese momento (década del 80) irte a jugar a Buenos Aires, cuando el básquet era aún incipiente?

-SU: “En ese momento no entendía nada, no sabía de qué se trataba ni que era Ferro. De casualidad jugando en mi colegio La Salle, Paraná, las Olimpíadas Lasallanas. El entrenador de La Salle Centro (Buenos Aires), Eduardo Arman, me contacta y a su vez, quien me conocía era Luis Martínez. Pasan unos días, y me llama alguien mítico de Ferro como Brand. Quién me invita a mi mamá y a mí a ir a Buenos Aires en diciembre del ´80.

Después, en febrero del año siguiente, ya estaba de nuevo en Buenos Aires. Vino “Pepé” Sánchez (el gerente del equipo),  hace una gira por Santa Fe y Paraná para buscar jugadores. En Paraná, pasa por Aníbal Sánchez y por mí, después a Villaguay por el “Chuzo” González (Luis).

Fue todo repentino, porque el primer contacto en La Salle a llegar a Buenos Aires en febrero, fue en poco tiempo”.

 

-¿Cómo era tu padre, su personalidad?

-SU: “Mi padre era anti deporte profesional. Creo que si hubiera vivido aún, en ese momento del inicio de mi carrera, difícilmente me hubiera dejado ir.

Él (su padre) es quién lleva el rugby a Paraná. Porque volvió de estudiar en Buenos Aires. Juega en un partido famoso en Rosario, jugando para Estudiantes y enfrentando a Silvestre Begnis. Luego, va a jugar a Santa Fe ante CRAI y otros equipos.

Él tiene muchos escritos en contra del deporte profesional. De hecho, cuando Él llega con el rugby a Paraná, a Estudiantes le quita el fútbol.

Por todo ello, tengo mis dudas de que mi padre hubiera aceptado de que yo me vaya a jugar”.

 

-¿Cuan mentalizado y decidido habrás estado para irte tan joven a jugar a Ferro?

-GD: “A veces, la pasión puede más que la razón. No tenía un plan b, en la cabeza, que no fuera el básquet. En el marco asociativo todos nos conocemos y sabemos de los clubes.

Comencé a jugar desde muy chico, después fui a monitor de las categorías inferiores, jugaba y estaba todo el día en el club. Sinceramente, me llevaba los libros de básquet a la escuela. También un gran formador de básquet como Luciano Franchini, me regalo un material y libros que conseguía en las librerías de Santa Fe.

En todo ese proceso, un día, jugando con la Provincia de Santa Fe en Campeonatos Argentinos,  posteriormente me citan para una Pre Selección de Juveniles, que organizaba Alberto Trama donde iban decenas de jugadores. Hacemos la concentración en el CENARD, teniendo 15 años. Jugamos partidos amistosos. Ahí, se acerca gente de Ferro, León (Najnudel) junto a un grupo de personas, para reclutarme.

La leyenda dice que fueron para ver a otros jugadores de Santa Fe y me terminaron eligiendo a mí.

Así inició este trayecto. Vino la gente de Ferro a Santa Fe a buscarme, algo difícil porque en ese momento eran pocos los jugadores reclutados del interior del país. Ya que la mayoría de esas estructuras profesionales era conformada por jugadores de Capital Federal. También, nuestra aspiración era poder alguna vez jugar esos partidos que mirábamos los sábados por la tarde en la televisión. Como Lanús, Obras, Ferro.

Así que cuando me llamaron para jugar les dije: “papá, mamá me voy como sea”.

Con Seba (Uranga) compartimos equipo y tenemos una vida hecha juntos en Ferro.

Fuimos con mi papá a un club, que en ese momento, tenía 55.000 socios.  Una infraestructura increíble, el equipo había sido campeón en el ´80 tres veces”.

 

 

-Tal vez, hay que explicar, lo que en esa época (década del ´80) significaba dejar la familia e irse a jugar profesionalmente al básquet en Buenos Aires.

-GD: “Ya en esa época Santa Fe era generadora de un semillero de talentos del básquetbol. Además, con equipos de primer nivel como lo fueron Colón y Unión, antes Gimnasia, Rivadavia.

Salvo Colón y Unión, acá (Santa Fe) el espíritu siempre fue amateur maravilloso.

Se empezaba a vislumbrar la posibilidad de vivir de esto (básquet). Tampoco, estábamos muy conscientes lo que hacíamos a los 16 años, seguíamos una intuición. Después el devenir de los tiempos, hizo que aquel profesionalismo “marrón” con el que convivíamos en la década del ´80, nos metimos en la vorágine de la transición a la Liga Nacional y al profesionalismo propiamente dicho.  Fue lo que le puso la frutilla al postre de nuestra ilusión deportiva”.

 

-SU: “Santa Fe tenía una evolución superior a Paraná. Cuestión que hoy en día, no se nota tanta diferencia.

Desde el punto de vista deportivo, no hice análisis a donde iba a jugar, porque no tenía ni noción a donde iba.

En ese tiempo, en Paraná, no existía ni un piso de parquet, como existía en Santa Fe. En Paraná, solo había dos canchas con tablero de acrílico, no eran las mismas pelotas que en Santa Fe.

Entonces, cuando yo voy a Buenos Aires, sin saber a dónde estaba yendo, el impacto fue gigante. Mi decisión de irme fue familiar, pero tenían que ir de la mano el estudio con el juego. Pero, en ese tiempo era imposible compatibilizar las dos cosas, no se podía estudiar a distancia como ahora.

Pero, como estaba adelantado en el colegio, llegué a Buenos Aires con el colegio terminado. Porque si no hubiese terminado el secundario, no sé si hubiese viajado.

En esa estructura gigante que me metí en la década del ´80 con dirigentes, entrenadores y jugadores enormes que era imposible no sentirse seducido”.

 

La entrevista completa en el siguiente enlace:

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