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MAGNANO: «VIVÍ INTENSAMENTE MIS AÑOS COMO ENTRENADOR DE LA SELECCIÓN ARGENTINA»

Rubén Magnano, ex entrenador de la Selección Nacional de Básquetbol y actual Coordinador de las Selecciones Nacionales de Uruguay, conversó en exclusiva con Basquetboleando. El entrenador cordobés repasó sus vivencias en la Selección Nacional, con la que fue campeón en Atenas 2004. Además, sus distintas experiencias como entrenador en el exterior del país. Entrevista.

 

Sin la vorágine que conllevan los torneos locales, provinciales y nacionales, con su información al instante y todo lo rodea, hacemos una pausa obligada por la cuarentena y nos tomamos un tiempo para conversar con personas destacadas de nuestro básquetbol argentino. Por ello, dialogamos con Rubén Magnano, primeramente jugador de básquetbol y luego entrenador en su momento de Atenas de Córdoba, de la Selección Nacional, del combinado nacional de Brasil y Uruguay. Mientras que hoy es el  Coordinador de las Selecciones Nacionales de Uruguay. A disfrutar de una enriquecedora charla:

 

-¿En qué consiste ser el Coordinador de Selecciones Nacionales de Uruguay?

-“Básicamente es acompañar el proceso en cuanto a la escuela de entrenadores, en los lineamientos conjuntamente con la Federación de Uruguay. Se armó una propuesta con contenidos con distintos objetivos en las diferentes categorías. Intentar armar un programa de masificación.

La idea es trabajar en conjunto con las escuelas y recuperar la federalización que se ha perdido en Uruguay. A través de la Federación de Uruguay recuperar los torneos nacionales, ya sea de Selecciones y de clubes. En sí lo que buscamos es incrementar la competencia.

Otra tarea más cercana es estar al lado de lo que son las estructuras de Selección de las diferentes categorías, ya sea en la preparación de los equipos, en acompañar a los torneos.

Tuve un par de vivencias acompañando a la categoría Sub17 en el Sudamericano de Chile. También participe en la ventana de FIBA ante Brasil”.

 

-Este nuevo rol. ¿Le impide ser entrenador o eso todavía está la posibilidad de volver a serlo?

-“Contractualmente te liga. Uno puede ajustar el calendario para poder entrenar un equipo. Es más, te lo permite el sistema de competencias. Cuando se juegan las ventanas de FIBA, los torneos se paran. Se juntan dos o tres días, con suerte, luego se juega y finalmente cada uno regresa a su club. Es decir, que tiene viabilidad.

Lo que pasa es que estoy viviendo una etapa de mi vida donde he priorizado algunas cosas. He puesto varias cosas en la balanza y he decidido, por motus propio, no dirigir”.

 

-El hecho de haber sido un técnico tan exitoso. ¿Te quitó la esencia de jugador?

-“Ni hubo esencia de jugador, así que no perdí absolutamente nada (con tono de humor).

Soy un apasionado del básquetbol, jugaba pero tuve actitudes inteligentes en darme cuenta hasta donde podía llegar como jugador. Así que me aboque al estudio y a prepararme como entrenador. Esta pasión movilizadora fue la que me impulsó, dentro de la educación física, a adaptarme como agente de la educación al básquetbol”.

 

-¿Qué significó Atenas de Córdoba en tu carrera deportiva?

 -“Fue el primer gran club que me tocó trabajar, convocado por Walter Garrone. Prontamente ponerme a disposición un gran grupo humano, jugadores talentosos. Quienes a veces facilitan muchas cosas y a veces difícil de arreglar pero a la hora de jugar son verdaderos ganadores. Fue un verdadero espaldarazo Atenas, ya que el primer año que dirigí terminamos campeonando”.

 

-¿Cómo ve el presente de Atenas en la Liga Nacional?

-“Hay muchas variables que se conjugan. Las instituciones hacen apuestas e incluso planifican de acuerdo a la cantera que tienen, al presupuesto con el que cuentan y los recursos con los que pueden contar. Las apuestas a veces salen bien.

Atenas hizo una apuesta importante a un grupo de jóvenes y que algunos ocupan un rol importante en el equipo. A veces, eso tiene un costo. Infelizmente a  veces se paga con resultados. Es un club que tiene una historia muy rica, con muchos simpatizantes. Entonces genera la odiosa comparación y no es nada grato. Pero, creo, que la tranquilidad tiene que venir por parte de la dirigencia, de acuerdo a los objetivos que se plantean y lo que quiere conseguir. Deben ser coherentes”.

 

 

-¿Cuándo descubriste el verdadero potencial de la Liga Nacional, porque al comienzo la Liga no era lo que es actualmente?

-“Ahí está el hecho de ser entrenador. Lo cuento como experiencia personal. Tenía una base sólida como profesor de educación física. Estaba en una gran estructura de Colegios de Curas y voy le digo al Cura: -´Padre, me voy a trabajar a Atenas´. Y el Cura me mira y me dice: -´Se va a trabajar a Grecia”. A lo que le contestó: ´No me voy a Atenas, un club´. El cura ni idea tenía lo que era el básquetbol y ahí surgió mi historia como entrenador.

Fue una decisión de dejar toda una estructura laboral que tenía para dedicarme a ser entrenador.

Con respecto a la Liga, es como: si vos tenés un nene y viene el vecino y te dice que grande esta tu hijo. En cambio, vos lo ves igual, porque lo tenés todo el día. Con la Liga pasó lo mismo. Capaz que el punto de inflexión sea la performance de muchos jugadores jóvenes del país y el exterior. Nuestra Liga produce un escenario favorable, más allá de que ha sufrido vaivenes para bien y para mal. La Liga es la Liga y va a seguir produciendo  y eso no va a cambiar”.

 

-Desde las categorías juveniles, ¿Vislumbraste lo que después se conocería como Generación Dorada?

-“Quién estuvo más emparentado con los jugadores fue Julio Lamas, en aquel Mundial de Australia.

Particularmente, a todos esos jugadores los tuve en algún momento, siendo entrenador o asistente. Decir que vislumbraba la “Generación Dorada” te estaría mintiendo. Pero si avizoraba después de aquel Mundial (Australia), Julio (Lamas) ya los lleva a Fabricio Oberto, a “Manu” Ginobili y “Pepe” Sánchez  al Mundial de Grecia en categoría de Mayores, ya con una columna vertebral importante. Luego, se le suman los jugadores ya conocidos. Eso nos permitía soñar pero avizorar que eso nos iba a permitir lograr un Campeonato Olímpico sería demasiado decir de mi parte”.

 

-¿Cómo fueron esos años, entre Indianápolis 2001 y Atenas 2004, teniéndolo como entrenador?

-“Los viví muy intensamente y muy convencido de las cosas que podía hacer. Siempre en mis charlas resalto, algo que título “mis ocho años de trinchera”. Algo que fue ser primer entrenador asistente  en la Selección Nacional durante ocho años. Me refiero a “trinchera”, un lugar donde uno se ajusta a percibir lo que sucede. Eso me ayudó para tomar futuras decisiones, en el momento que me tocó dirigir. Es una formación que no la consigues en ningún lado.

Cuando me tocó ser primer entrenador lo viví muy intensamente, en cuanto a las normas. Empieza un camino muy interesante con aquel primer torneo que se juega en Australia y así sucesivamente”.

 

La entrevista completa en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=fzltvkj4i1w&t=11s

 

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