Federico Kammerichs, ex jugador de básquetbol profesional, dialogó con Basquetboleando. El integrante de la Selección Argentina por varios años, habló desde sus inicios en la Liga Nacional hasta su posibilidad que tuvo de haber jugado en la NBA. Entrevista.
Viviendo, desde hace unos años en su tierra natal, Goya, Corrientes, Federico Kammerichs charlo extensamente con Basquetboleando. Varios fueron los temas de conversación: sus inicios, la Liga Nacional, su pasó por Europa, la Selección Nacional, su participación breve en la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) hasta el chámame y la pesca. La entrevista a continuación:
¿Cómo estás viviendo este tiempo de pandemia?
-FK: “Con mucha incertidumbre porque no se puede ver cerca el horizonte. Sobre
todo, aún no está cerca la cura o vacuna de esta enfermedad. Entonces, estamos tratando de adaptarnos.
Es una situación distinta, compleja pero tratando de acatar lo que dicen los especialistas, aunque ellos también tienen muchas dudas. Pero, con lo que se sabe tratar de hacer los deberes y llevar adelante esas recomendaciones.
Particularmente, en mi ciudad, Goya estamos muy tranquilos porque sol hemos tenido dos casos. Se trabajó bien con todo el protocolo. Aunque, el resto de la provincia (Corrientes) tuvo complicaciones en ciertos momentos. Ahora, bastante tranquilos.”.
-¿Qué significa estar alejado del básquet, tras haberte retirado del básquet profesional siendo joven?
-FK: “Si dejé de jugar a los 33 años. Podría ser, eso me cuestionan mucho, sobre el retiro prematuro. Personalmente, no lo creo así. Me retire cuando me tenía que retirar. Si creo que, cuando termine con Regatas (Corrientes) tuve una participación en mi club de Goya. Donde jugué dos años más pero de forma intermitente.
A los 35 años ya colgué las zapatillas y en estos cinco años, de esa última participación en el Torneo Federal, con mi club de Goya, fui a jugar un partido con los Veteranos. Ese partido, me costó un montón, no lo sentí y desde ese día prácticamente no toque más una pelota.
Estoy bastante conforme porque es difícil desprenderse del básquet y eso te acarrea otras cosas. En mi caso, celebro que haya sido así, no tener nostalgia por la profesión”.
-¿Qué recordas de tus inicios en Ferro?
-FK: “Estuve en el tramo final de lo que fue la “época de gloria” de Ferro, finales de los 80´. Nos encontramos con una organización en la parte técnica insuperable. Porque cuando llegué a Ferro, al poco tiempo falleció León (Najnudel). Él había armado a través de Tolcachier y su grupo de trabajo de entrenadores, el ideal para formar jugadores. En cuanto a la forma de trabajar. Un ejemplo de ello es: cuando yo llegué ya estaban Diego Lo Grippo y Diego Ciorciari y me ayudaron muchísimo en mis inicios. Lo que me acuerdo de los entrenadores del club, en ese tiempo es los proyectos a largo plazo. Lo menciono porque vemos que hasta el día de hoy existe una disputa entre la formación: entre resultado inmediato o en los proyectos a largo plazo. Todo eso, me tocó vivir en el corto tiempo que estuve en la Confederación (CABB), cuando fui parte del equipo de trabajo de formativas.
En Corrientes, en esa época, había escases de centímetros. Entonces, cuando ven a un chico de 1, 90 mts, no lo ponían a jugar de cinco, sino que lo ponían de seis (entre risas).
Cuando llegué a Ferro, Gustavo Culinan era el entrenador de juveniles. Quien me dijo vos vas a jugar de base en el equipo. Imagínate lo que fue para mí que estaba acostumbrado a jugar de espaldas al aro.
Después, con el correr del tiempo, ya en Liga Nacional, jugando con Diego, Martín Leiva, charlamos post partido. Ahí, Martín jugaba de alero. Con ello, el entrenador nos quería demostrar que ellos sabían, que con el tiempo, nosotros íbamos a ocupar la posición en cancha cuando jugáramos en categorías mayores. Lo que buscaban era que ganemos técnica de forma acelerada. Es algo, que valoro mucho. Lo cual, su visión, me fortaleció posteriormente en mi carrera”.
-Esa experiencia que comentas, refleja lo que se pudo ver de vos en tus mejores años en la cancha.
-FK: “Con ese equipo a los dos años de estar ahí (Ferro), terminamos ganando ligas juveniles, la Liga de Capital. Eran torneos complicados. Dio sus frutos esa percepción de los entrenadores, en cuanto a formar jugadores. Después, sentó las bases de lo que fue el equipo del 2000/2001 de Ferro en Liga Nacional. Con Ferro, en tiempos difíciles, terminamos jugando con chicos reclutados muy jóvenes. Fue mi última etapa en Ferro”.
-¿Te costó la adaptación en ese momento, alejarte de tu ciudad?
-FK: “Mi lucha permanente fue la parte melancólica, en cuento al desarraigo. Pero, a la vez, uno sabía lo que tenía que hacer y cuál era su objetivo en la vida. Todo eso confrontaba permanentemente.
En esa etapa, uno tenía claro a lo que aspiraba. Quería hacer del básquet una profesión. Eso termino superponiéndose.
Después, más adelante, ya con más recorrido profesional esa lucha termina ganando el desarraigo. Por ello, decido pegar la vuelta con 27 o 28 años.
Por otra parte, te ayuda el hecho de que los cuatro o cinco chicos que vivíamos en departamento o casa, estábamos todos en la misma. Entonces, nos ayudábamos mutuamente”.
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