Liga Argentina

SANTIAGO GONZÁLEZ: SUS ENSEÑANZAS Y LA PSICOLOGÍA

Santiago González es uno de los jugadores más representativos que transita dentro de nuestra Liga Argentina, uno de esos históricos, referentes, alabado y respetado en la categoría. El pivote de 36 años (nació el 17 de noviembre de 1983 en Santa Fe), se prestó a un mano a mano hablando del Lado B de su vida, fuera del deporte y apuntando a su profesión, destacando que hace unos meses se recibió de psicólogo deportivo.

Uno de los aspectos más marcados a nivel deportivo para Santi González es su preponderancia en equipos candidatos. Incluso a nivel deportivo tiene un prestigioso registro de 4 ascensos del segundo escalón a La Liga (Argentino de Junín en 2010 y 2012; San Martín de Corrientes 2014; e Instituto 2015), y en esta temporada, defendiendo los colores de un equipo que se armó con grandes ambiciones como Salta Basket, sigue dándole continuidad a un camino trazado lleno de logros.

Con una trayectoria dilatada, y habiendo jugado en casi una decena de equipos previo a su presente en Salta, también hay que remarcar que se inició en Gimnasia de Santa Fe, luego pasó por Boca, Lanús, Echagüe de Paraná, Racing Pedro Echagüe de Avellaneda, Pedro Echagüe de Capital, Monte Hermoso, Argentino de Junín, San Martín de Corrientes, Instituto de Córdoba y San Isidro de San Francisco.

Pero más allá de su enorme peso en el plano deportivo, en esta oportunidad analizaremos un poco el otro costado del capitán de Los Infernales, un lado desconocido para algunos pero que también merece una mención especial, refiriéndonos a la parte académica, a su formación intelectual, y también al conocimiento que deja dada su particular y profunda visión.

Para quien no lo sabe, Santiago se recibió de psicólogo hace prácticamente 10 años, muy joven, con 25 años y en sus primeros años de aquel ciclo de varios años en el Turco de Junín. Tras un tiempo fue por un paso más en la formación, e hizo la especialización en deportes, fabricando una profesión de cara a futuro con la cual aspira a seguir cultivándose y trabajar de esto post retiro de la actividad.

En la foto de portada de la presente nota se aprecia a Santiago rindiendo su exposición final para recibirse, en diciembre del año pasado, cuando como temática abarcó y desarrolló los trastornos del sueño en jugadores de básquet post competencia. Sin dudas, un éxito que relata a continuación en la siguiente charla.

– Contame un poco de tu profesión, de lo que estudiaste.
. Sí, es así. Mirá, yo me recibí en julio del 2009, previo a irme a Argentino de Junín. Fue mi primer año ahí en Argentino. Me recibí de Licenciado en Psicología en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) de Buenos Aires, en Capital. Durante mucho tiempo me interesó mucho la clínica como así también el área del deporte, y siempre tuve las ganas de hacer la especialidad en deporte pero nunca había encontrado el tiempo para hacerlo.

– Esto de la especialización ahora lo terminaste hace poco en Salta. ¿Cómo fue todo ese proceso entre el tiempo que no encontrabas para hacerlo y el final y felizmente poder conseguir tu título?
. En el 2016 finalmente empecé a hacer la especialización, a distancia el primer año porque me daban la posibilidad de hacerlo así. Ese año lo hice de esa forma a distancia, cuando iba a empezar en el 2017 no lo pude hacer porque me coincidió un viaje familiar y después no me coincidieron las fechas con los playoffs donde la verdad era que no podía porque me ausentaba con las faltas y yo tenía que ir a cursar a Buenos Aires una vez por mes. Al año siguiente en 2018 tampoco lo hice porque ese fue el año de mi lesión, y la verdad es que me sentía muy mal, estaba muy deprimido. Me lesioné en enero de ese año, estuve con todo el tema de la recuperación y si bien viajaba a Buenos Aires por la rehabilitación sinceramente no quería ponerme en eso. Y en el 2019 ya lo tenía que hacer sí o sí porque tenía dos años de regularidad. Esta especialidad la hice en la Asociación de Psicólogos del Deporte Argentino (APDA), y bueno, en el 2019 si no lo hacía me vencía la cursada.

– Fue el año pasado estando en Sani, ¿Cómo articuló el club y cómo después terminó ayudando también Salta? ¿Cómo siguió todo?
. Lo hablé en San Isidro porque tenía que arrancar en abril de ese año, me senté a hablarlo con el club y me dijeron que sí. Hablé con Seba Torre para ver si me dejaba faltar a algunas prácticas porque justo habíamos tenido una temporada muy regular y entramos dentro de los primeros 4, me dio el ok y empecé en abril de ese año. Después en mayo falté porque coincidieron con los playoffs, solo podía tener una falta y bueno, falté ahí. Era una cursada de un viernes por mes. A eso ya pude volver a ir en junio, julio, seguí cursando, en octubre llegué acá a Salta Basket y les comenté a Esteban Gatti y a Luis Lenti que tenía que terminar la especialidad. La verdad es que ellos lo entendieron muy bien, me dieron la oportunidad de terminarlo, y estoy muy agradecido porque me ayudaron. Ahí ya me coincidió la cursada de septiembre, octubre, noviembre y el examen de diciembre; con lo cual fueron varios permisos que tuve acá en Salta Basket, donde la verdad estoy muy agradecido con Lenti y Gatti que me dieron la posibilidad de poder hacerlo.

– Siempre pienso en un poco esto de repartirse entre jugar y estudiar. Vos con algunos viajes largos encima habrás tenido alguna que otra experiencia particular.
. Sí, obvio. Mirá, a mí me pasó cuando terminé en diciembre que tuve que hacer un trabajo final, donde había que elegir una temática y armar una especie de tesis para rendirla. Fui el 12 de diciembre a Buenos Aires, ahí pegado el día 10 encima me tocó jugar en Echagüe en Paraná, así que terminamos el partido y el 11 ya me tomé un colectivo para irme a Buenos Aires, estuve en el departamento de mi hermano ese día y el 12 fui a rendir. Rendí ese día a las 2 de la tarde, y a las 9 de la noche jugaba en Unión de Santa Fe (risas), así que me tomé un avión de Buenos Aires a Paraná, y de Parná a Santa Fe, que llegué entre 6:30 y 7 de la tarde… me fui directamente al estadio. Encima ese partido lo jugamos muy mal, uno de los peores partidos que jugamos. Nos tocó Echagüe que perdimos como por 20 y en Unión también. Nos arrimamos por un momento pero terminamos perdiendo por 15-20 puntos. Lo único bueno de ese viaje es que me pude recibir, así que fue una mezcla de entre amargura de haber perdido el partido y de felicidad por haberme recibido. La verdad es que muy contento porque la psicología del deporte es algo que me gusta mucho y algo que si Dios quiere en poquito tiempo, no me queda mucho como jugador, lo voy a ejercer.

– Te recibiste hace un par de años pero fuiste por más y ahora terminaste esa especialización. Tengo entendido que trabajaste inclusive de esto estando en Junín.
. Siempre me gustó la psicología del deporte con cursos y todo, pero yo quería la especialización. Porque por ahí hay muchas cosas dando vueltas de cursos y la verdad es que la especialidad es algo mucho más a nivel teórico y científico, y te da otro respaldo a la hora de insertarte laboralmente el día de mañana. Por eso estoy muy feliz, para poder el día de mañana trabajar de esto junto con la clínica que también tuve experiencia mientras estuve en Junín. Trabajé como psicólogo en una clínica ahí. Mezclando un poco mis dos pasiones que son el básquet y la psicología. En Junín la experiencia laboral que tuve fue en una clínica de internación psiquiátrica. Clínica Residencia Terapéutica, que uno de los dueños es dirigente de Argentino, Sergio Romero. Por él entré a trabajar ahí para la clínica los 3 años que estuve en Argentino, pero no en la parte deportiva sino en lo clínico.

– ¿De dónde viene un poco esa formación y esa manera de instruirte, de cultivarte constantemente en lo intelectual? ¿Familia o hay algo que en algún momento te generó algún clic y entendiste que por acá era el camino?
. En mi caso esto del estudio es algo que está inculcado a nivel familiar. Tengo mis hermanos que son médicos, mi viejo también médico y mi mamá ya no está más con nosotros, falleció en 2011, profesora de biología pero muy ligada ayudándolo a mi viejo y demás, como que también le gustaba mucho ese ámbito. Todos en la familia nos manejamos en el ámbito de la salud, yo en la salud mental, y hay algo de eso arraigado primero a nivel familiar.

– ¿Hubo algún acontecimiento particular para saber que era esto lo que tenías que seguir en paralelo con el básquet?
. Sí. creo que en su momento allá por el 2002, cuando tenía 18-19 años, decidí irme a probar suerte a Buenos Aires o a un campus a Obras y Boca. Ahí fue cuando comencé mi aventura, hablé con mi viejo y le dije que quería ser jugador de básquet, me acompañó en esa decisión, importante para mí tener a mi padre acompañándome en eso, pero me dijo también que me tomara un tiempo para ver si era lo que quería hacer o si quería hacer algo más. Me fui a Boca y creo que en ese tiempo de estar como juvenil en Boca, con mi primer contacto con el profesionalismo en Lanús por el Federal allá por el 2003. Después me fui como juvenil a Echagüe de Paraná donde lamentablemente tuve la experiencia de participar de un equipo en el que nos fuimos al descenso. Creo que fueron todas experiencias que me sirvieron tanto buenas como malas para empezar a darme cuenta con 20 años que esto era algo que me gustaba mucho, entrenar y jugar al básquet, pero no era algo que me terminase de llenar. Creo que por ahí pasó un poco el tema.

– Ahí entró la psicología.
. Exacto. El tema de la psicología siempre estuvo un poco ligado a mí, el tema de hablar con las personas, escuchar a ver qué les pasa y cómo ayudarlas. Inclusive con los chicos que estaban reclutados y con los que vivía en Boca, con los contactos, ya de chico me interesaba lo que era psicología. Hice el CBC en Buenos Aires, en la UBA, para entrar a la carrera, aunque después lo terminé dejando cuando me fui a Echagüe en Paraná. Después de ese año, que fue en el 2004, me dije a mí mismo «no quiero jugar al básquet y nada más… jugar al básquet me encanta y me apasiona, pero no me llena». Y bueno, hablé con mi viejo, le dije que me había tomado ese tiempo para pensar lo que habíamos hablado que en ese entonces había pasado tres años más o menos de aquella charla que tuvimos con él, para entonces yo ya tenía 21 años y le conté que quería estudiar psicología. Me dijo que me podía ir a vivir con mi hermano a Buenos Aires, y ahí empecé a estudiar.

– ¿Qué pasó con el básquet?
. Hablé con Carlos Prunes en ese momento, que era mi agente, y le dije que quería dejar al básquet en un segundo plano, que quería ponerme a estudiar. Lo entendió pero también me dijo que no dejara el básquet, me propuso y acercó la idea de ir a Banco Nación donde en ese momento estaba el Cholo, el técnico de Platense, así que me fui ahí. Comencé la carrera en 2005, y medianamente seguía haciendo las dos cosas, jugaba al básquet en la primera de Capital y estudiaba. Iba a cursar todas las mañanas de 8 a 11, y ahí empezó todo este tema en mí de tener las dos cosas. Le fui dando un sentido de por un lado algo que me encantaba y apasionaba como el básquet, y por otro lado otra cosa que también me gustaba como la psicología. La verdad es que haciendo las dos cosas me sentía feliz, me sentía bastante lleno. Después pasé a jugar en Pedro Echagüe con Juan Pablo Boadaz en un equipo donde eramos todos semi profesionales por lo que para entrenar hacíamos un turno largo solo a la noche, lo cual me daba la oportunidad de cursar a la noche. Pero empecé a pensar con el correr de los años si verdaderamente la elección que tenía con el estudio no era el famoso plan B, empecé a tomar la conceptualización de lo que era el estudio y la carrera. «¿No lo estaré haciendo por miedo a si me va mal en el básquet?» me preguntaba si tenía esto como salida o escapatoria.

– ¿Qué conclusión sacaste de esto último?
. Entonces empecé a darle otro sentido, en ver qué me pasaba con solo jugar al básquet. Qué me pasaba con las frustraciones, con si algún partido lo juego mal, con no tener muchos minutos… con todas las cuestiones deportivas que hacen a un jugador profesional… qué me pasaba si me iba lejos de mis afectos, empecé a darle ese significado o cabida al estudio dentro de mi vida. Me preguntaba «¿No lo estaré haciendo no por una pasión o porque me gustase la psicología sino por llenar un espacio o por no bancarme las frustraciones que tiene el deporte?». Entonces con el correr de los años seguí haciendo las dos cosas, me recibí. Después me fui a jugar la Liga a El Nacional de Monte Hermoso, le pregunté a mi entrenador si podía viajar para seguir sosteniendo el estudio, lo cual pude hacer 2-3 materias, que en aquel momento el entrenador era Juan García que en aquel momento estuvo encantado de darme los permisos. Siempre tratando de sostener las dos cosas de alguna manera, y en mi cabeza seguía esto de por qué mantenía esas dos cosas, de preguntarme si realmente me gustaba, si lo hacía por esto de tener un salvataje en caso de me fuese mal con el básquet, o no me animaba quizá a lanzarme como jugador y nada más… y así sostuve las dos cosas de grande hasta el año que me fui a Junín donde también trabajé como psicólogo de una clínica como te venía contando; después me fui a Corrientes donde por unos meses sostuve por Skype la consulta con algunos pacientes… siempre estuve ligado hasta que con una nueva terapia de psicoanálisis.

– Hoy en un momento me dijiste que hiciste terapia.
. Sí, por eso me hice todas estas preguntas (risas). Había arrancado con el psicoanálisis en 2005 junto cuando comencé la carrera, desde ese entonces comencé terapia con una profesional que me hizo ver un montón de cosas y a quien le estoy muy agradecido. Después cambié de profesional y empecé a hacerme otro tipo de preguntas en relación al deporte y al estudio. Y mi psicóloga me ayudó mucho a ver que no era algo que lo hacía porque era un plan A y B, sino porque simplemente era que el básquet solo no me llenaba. O sea que mi deseo también estaba puesto ahí, en el hecho de estudiar, de seguir formándome, de trabajar… o sea que todo lo que había hecho no lo tenía que ver como un plan A o B, ni por no tolerar las frustraciones, pérdidas o todo lo que le ocurre a un deportista tanto en los buenos como en los malos momentos; sino que tenía que ver con otra cosa. Empezó entonces a aparecer un segundo significado en mi vida con relación al estudio y con mi carrera, que tenía que ver con esto, con que realmente también me apasionaba mi carrera, que me gustaba y me llenaba. Me di cuenta que ahí también tenía puesto un deseo, y que el jugar al básquet solamente no me terminaba de satisfacer sino que necesitaba también de esto, seguir formándome, hacer cursos, necesité en su momento trabajar, necesité estudiar y recibirme, necesité hasta hace unos meses atrás recibirme como especialista en psicología del deporte. Es decir, jugar al básquet solo no me llenaba y necesitaba algo más, y ese algo más no era para poner un parche a las heridas que me podía provocar el deporte, sino que lo terminé de entender hace unos años atrás de que también mi deseo estaba puesto ahí en mi carrera.

– Evidentemente es esto de entender un poco el por qué de tu profesión, la razón, la motivación que te da inclusive para saber si el camino que estás haciendo es el correcto o si tenías que tomar otro. Me da curiosidad en este caso qué le dejarías como concepto a un deportista en base a la importancia que alguien con esa cabeza como la tuya le da a la parte académica. ¿Qué dirías?
. Lo que podría llegar a transmitir desde el área del estudio y la formación académica es que los chicos que jueguen al básquet estudien, pero que no estudien por un simple mandato social. Que no estudien porque está de moda… que fulanito estudia entonces me anoto… no, que traten de encontrar su pasión dentro de lo que es la formación académica, fuera de lo que es el deporte. Que traten de encontrar y ponerse en contacto con su deseo, con verdaderamente algo que los va a unir una vez que piensen que van a hacer algo de lo cual quieren ejercer cuando dejen de jugar al básquet, y no porque está algo ahí dando vueltas… que «mi papá me dice que tengo tiempo entonces tengo que estudiar», o que «tal jugador también lo hace» o «mirá, González, o quien fuese, lo hacen entonces yo también lo tengo que hacer». Es una realidad, tenemos mucho tiempo disponible sin hacer nada quizá, pero eso no significa que por eso tengamos que hacerlo. No, no es así, tenemos que tomar el tiempo libre como para ponernos en contacto con nuestro interior. Si tenemos la posibilidad de ir a visitar a un profesional háganlo, ese sería un consejo, para que nos ayude a contactarnos con nuestro interior y ver cuál es nuestro deseo más allá del básquet, qué quiero hacer cuando esto termine, qué me gustaría hacer. Y a partir de ahí hacer un descubrimiento más allá del básquet con otra cosa que nos apasione.

– Hay muchas personas que no ven más allá de su vida con el deporte. ¿Cómo analizás eso?
. Seguramente los que son muy apasionados con el deporte y el básquet les va ser difícil encontrar esa ligación con algo más. Conozco muchos jugadores que les llena mucho jugar al básquet, y que se ven por mucho tiempo, y que tampoco se ven haciendo otra cosa aparte del deporte. Y lo entiendo, verdaderamente lo entiendo. Lo que no puedo entender es que no pueda haber un lugar, un espacio, porque ahí un profesional lo puede ayudar mucho, un psicólogo del deporte o no necesariamente tiene que ser especializado sino también un psicoanalista, de otra especialidad, pero que sea un profesional que lo ayude a conectarse con su interior y poder allí anoticiarse de que hay algo más que le pueda gustar. Y seguramente habrá algo más, el tema es poder abrirnos. No abrirnos al otro sino a nuestro interior, y poder escuchar y ver qué puedo hacer el día de mañana, qué deseo además del básquet puede estar puesto más allá del básquet. Allí van a encontrar una respuesta y encontrar el lazo con algún estudio terciario, un curso, lo que sea… no necesariamente tiene que ser una carrera de grado la cual tenga que ir a cursar. Yo verdaderamente lo hice porque a mí me apasionaba igual que el básquet y quería hacerlo, pero no necesariamente tiene que ser una cursada o una carrera, tiene que ser algo que verdaderamente los toque desde el interior y que tenga que ver con un deseo puesto allí, no con un mandato social, no con un mandato paterno o por identificación con otro.

– Existe creo una tendencia donde miramos más lo que hace el otro, y si lo hace o le hace bien lo copiamos.
. Sin dudas. Estamos en una era donde es todo por identificación porque el otro lo hace. «Si tal persona hace una dieta entonces yo la voy a hacer porque a él le hace bien», no. Está bueno ver las cosas que a los otros le hacen bien, pero eso tiene que ser transmisoras de movilización interior, no tiene que ser algo que lo identifiquemos con el otro, que lo identifiquemos porque «tal persona también lo hace», porque eso es un mandato, mandato superyoico, un mandato por identificación pero para copiar, porque si al otro le va bien entonces a mí también… y no, no es así. No se trata de copiar y pegar lo que vemos que al otro tal comida le hace bien, o al otro tal entrenamiento le hace bien, o al otro tirar de una manera le hace bien. Ahí se trata de ver y que eso sea como una luz en nuestro interior. «Si esta persona hace esto, entonces qué puedo hacer yo para tratar de cambiar algo en mí», y ahí hacer un descubrimiento en mi interior. Pero no significa hacer lo mismo que el otro, porque seguramente lo haré un par de meses o semanas y después lo voy a dejar. Voy a estudiar administración de empresas, por nombrarte una carrera, porque la hace mi compañero de cuarto, y seguramente que a la semana o al menos lo voy a dejar, como les ha pasado a muchos chicos que conocí. Entonces, vuelvo otra vez con lo mismo, tomemos estos casos o las buenas acciones no para hacer lo mismo, sino para tomar esto como una mirada hacia nuestro interior. Una especie de autodiálogo y descubrimiento, de ver dónde puedo poner mi deseo además del básquet, a ver qué puedo hacer conmigo. Y así con todas las facetas, no solo estudio, también con la parte de nutrición, física, con la parte basquetbolística. Creo que en esa introspección está la clave de esto que vos decías de hacer el clic.

– Vos le encontraste no sé si un clic pero sí una vuelta de rosca clave en un momento difícil porque cuando te empezaron a surgir los interrogantes pusiste realmente a prueba las cosas que te apasionaban, ¿Si bien hay una cuestión que viene de familia también fue muy propio ese camino, no?
. En mi vida yo le encontré una vuelta o un sentido a lo que es mi relación de toda la vida con el estudio. Seguramente que hubo algo ahí familiar, un sello, seguro que sí, una transmisión generación sin dudas. Pero también hubo esto de darme cuenta de que por qué yo seguía con las dos cosas. Gracias a Dios, con la ayuda del psicoanálisis en mi caso, con los dos terapeutas que tuve sabiendo que con el segundo pude darle la vuelta a esto de decir que el estudio no era un plan B para mí, no era por si me iba mal con el básquet, sino porque era algo que verdaderamente me llena y me gusta. Y me gusta, y lo voy a hacer, y me voy a seguir formando. Eso pude encontrar. Por eso, más allá de un clic, creo que le di otra vuelta. Ahí es donde yo veo la diferencia entre hacer un clic y darle una vuelta a la situación. Lo llamaría hacer un redescubrimiento de la pasión en uno, poder contactarnos con nuestro interior y poder hacer preguntas en base a casos que sirven. Ver qué puedo tomar yo de otros casos, pero haciendo una mirada interior para lograr algo auténtico, no por copiar e identificarme a algún otro, que eso hoy por hoy está lleno de esos casos.

 

Fuente: La Liga Argentina (Por Lucas Leiva)

Relacionadas

INDEPENDIENTE (STGO.) HIZO VALER LA LOCALÍA EN EL INICIO DE LA RECLASIFICACIÓN

Sebastian Fabricius

VICTORIAS LOCALES EN EL INICIO DE LA RECLASIFICACIÓN

Sebastian Fabricius

INDEPENDIENTE (STGO) ELIMINÓ A ECHAGÜE Y JUGARÁ LA RECLASIFICACIÓN

Sebastian Fabricius